“Déjame vivir mi vida, disfrutar la libertad, tocar los límites, alcanzar las estrellas, entender el mundo. Éso es lo que quiero». El eco ahogado de un pasado reciente; quizás de una actualidad latente. El rescate de un ruego anónimo ahora en tiempos de mordaza, pan y circo. La fuerza de la palabra como ariete medieval. Una utopía, una obligación.
El maestro Zweig ya lo escribió en su voluntario epitafio: «…y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra». No elegimos estos tiempos, pero son los que nos ha tocado vivir. Hijos de Occidente acomplejados, presos de sus propios miedos y del dedo acusador de los oscuros, de los enemigos de la libertad. Aquellos que escudados en su verdad y sus fines son inexorables con los hombres.
Es esa libertad, la de Zweig, la que deseo. Luz y faro, pero frágil y maculada. Nos han tocado tiempos movedizos donde el individuo, por sus propios méritos, ha dado la razón a Orwell y Huxley. Es esa libertad la obsesión, el delirio, la que quiero compartir y cultivar en estas páginas digitales. Donde todos tengan cabida, opinen y se desvistan de miedos y prejuicios.
Los tiempos de la otra ‘Utopía’ ya pasaron, aunque volveremos a recorrer el mundo enarbolando las banderas del periodismo de denuncia. Habrá también lugar para el análisis crítico (‘crítico’, ¡qué formidable palabra!) y preguntas abiertas sobre el panorama que nos envuelve. Es decir, entenderemos.
También habrá palabras e ideas personales. Reflexiones íntimas y soliloquios. Mi opinión no gustará, es precisamente lo que pretendo, pero negarme a ello sería negarme a mí mismo. Mi libertad, como la tuya, amigo lector, es sagrada en este .com Es decir, disfrutaremos.
Igualmente me permitiré el lujo de aconsejar en aquello que me desenvuelvo profesionalmente: la comunicación digital. Intentaré no ser ni pedante ni pretencioso (difícil, lo reconozco). Es decir, tocaremos los límites.
Y, cómo no, pretendo sumergiros en océanos de libros y ríos de música. En narraros mi extrema fascinación por el universo y lo que siempre nos precedió. Es decir, alcanzaremos las estrellas.
Utilizo palabras graves y pesadas, las que suelen ser esclavas de sí mismas y transformarse en promesas y querencias vacuas. Lo sé. Pero siempre me gustó el riesgo.
Bienvenidos.
—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
Don Quijote. Capítulo LVIII
Miguel de Cervantes
Comentarios recientes
Archivos
- septiembre 2018
- junio 2018
- mayo 2018
- marzo 2018
- febrero 2018
- enero 2018
- diciembre 2017
- noviembre 2017
- octubre 2017
- septiembre 2017
- agosto 2017
- julio 2017
- junio 2017
- mayo 2017
- marzo 2017
- diciembre 2016
- noviembre 2016
- octubre 2016
- septiembre 2016
- agosto 2016
- julio 2016
- junio 2016
- mayo 2016
- abril 2016
- marzo 2016
- febrero 2016
- enero 2016
- noviembre 2015
- octubre 2015
- septiembre 2015
- marzo 2015
- febrero 2015
- enero 2015
- diciembre 2014
- octubre 2014
- septiembre 2014
- agosto 2014
- julio 2014
- junio 2014